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Finalmente, a falta de datos históricos que lo prueben, sólo este parentesco fonético ha permitido sostener la hipótesis del origen subsahariano de esta comunidad y sus rituales. Los investigadores contemporáneos admiten que es difícil hoy identificar el origen de los Gnaoua a partir sólo de su nombre, pues ellos no son todos negros, sino también árabes o musulmanes. Y también encontramos, en Marruecos, precisamente en Essaouira, a Gnaouas bereberes y Gnaouas judíos, debido a la existencia de comunidades bereberes y judías dentro de esta ciudad. Existen otras cofradías religiosas, originarias de viejos esclavos, emparentadas con los Gnaoua de Marruecos pero con nombres diferentes en otros países diversos del Africa Negra.
Desde la Edad Media y hasta comienzos del S. XIX, las caravanas que provenían de Tombouctou traían consigo su dotación de esclavos, originarios del África negra subsahariana: de Sudán, Alto Níger, Senegal, Malí, Gana, etc. asentados en Marruecos, asi como también em Argelia, Túnez y Libia, los Gnaouas se constituyen en cofradías que practican los riatuales de trance sanadores y terapeúticos. E
stos conservan, todavía en nuestros días, un dialecto particular, dicen, heredado de un ancestro negro, Sidna Bilal, compañero del Profeta Mahoma, originario de Etiopía, pero nacido esclavo en La Meca. Es a este primer muecín del Islam a quien se le atribuye la paternidad de los ritos de los Gnaouas.
Los Gnaouas son considerados como intermediarios entre el mundo real poblado de humanos, y el del sobrenatural poblado por los espíritus, llamados Djnoum. Estos espíritus viven en sociedades al estilo de las humanas y poseen, gracias al don de su ubicuidad y su polimorfismo, de poder ocultarse, poderes ocultos que pueden interferir en el devenir y destino de los hombres. Tambien los Djnouns son capaces de deteriorar la integridad mental y psíquica de los seres humanos.
Los Gnaouas son considerados como intermediarios entre el mundo real poblado de humanos, y el del sobrenatural poblado por los espíritus, llamados Djnoum. Estos espíritus viven en sociedades al estilo de las humanas y poseen, gracias al don de su ubicuidad y su polimorfismo, de poder ocultarse, poderes ocultos que pueden interferir en el devenir y destino de los hombres. Tambien los Djnouns son capaces de deteriorar la integridad mental y psíquica de los seres humanos.
Otros espítitus, los Rijal Alláh ( los Hombres de Dios), junto los espíritus de Sudán, ( los Mlouks) y otros espíritus árabes y bereberes son todos venerados por las Cofradías Gnaouas , desde la hégira de Sidna Bilal.
Según los viejos y escasos eruditos Gnaouas, sus músicas y rituales habrían tenido orígenes comunes con el Vudú, la Santería cubana o el Cabdomblé brasileño. Estas prácticas de orígenes yoruba, Angola, o incluso Fon, tuvieron que metamorfosearse para sobrevivir y adoptar el Islam como religión, con el fin de asegurar su continuidad (lo mismo que sus primos que debieron adoptar el cristianismo en América).
Durante el período colonial, muchos investigadores y antropólogos intentan comprender y clasificar el sistema religioso en el Magreb. Los Gnaouas son, desde finales del S. XiX, identificados como una cofradía, "tarika", religiosa popular donde las prácticas tereapeúticas serían la herencia de cultos animistas subsaharianos "importados" por generaciones de esclavos retenidos en el Magreb.
En Marruecos el término "Soudani" se utiliza para nombrar a todos los originarios subsaharianos de piel negra y, por extensión, "esclavo o descendiente de esclavo", no importa cuál sea su país de procedencia (no únicamente los que proceden de Sudán).
En Marruecos el término "Soudani" se utiliza para nombrar a todos los originarios subsaharianos de piel negra y, por extensión, "esclavo o descendiente de esclavo", no importa cuál sea su país de procedencia (no únicamente los que proceden de Sudán).
El término " Abd" ó "Abid ", significa claramente "esclavo o descendiente de esclavo", o, en las lenguas bereberes, el término "Akil".
Efectivamente, los trabajos de investigación sobre el culto de los santos magrebíes o sobre la trata de esclavos en tierras del islam, han intentado identificar el origen de esta comunidad y de sus prácticas rituales explorando el origen del término "Gnaoua ". La explicación sostenida por Maurice Delafosse en 1924 - quien ha sido durante mucho tiempo la única referencia etimológica del término y fué adoptado por generaciones de investigadores, de la expresión berebere akal-n-iguinaouen, que significa "país de negros", habría derivado el término Guinea y la palabra "Gnaoua" por similitud fonética.
Gnaoua, significaría entonces, por extensión, "hombre negro o proveniente de país de hombres negros" (Africa subsahariana).
Finalmente, a falta de datos históricos que lo prueben, sólo este parentesco fonético ha permitido sostener la hipótesis del origen subsahariano de esta comunidad y sus rituales. Los investigadores contemporáneos admiten que es difícil hoy identificar el origen de los Gnaoua a partir sólo de su nombre, pues ellos no son todos negros, sino también árabes o musulmanes. Y también encontramos, en Marruecos, precisamente en Essaouira, a Gnaouas bereberes y Gnaouas judíos, debido a la existencia de comunidades bereberes y judías dentro de esta ciudad. Existen otras cofradías religiosas, originarias de viejos esclavos, emparentadas con los Gnaoua de Marruecos pero con nombres diferentes en otros países diversos del Africa Negra.
Los Gnaoua ofrecen a sus adeptos la posibilidad de liberarse de la subyugación de los espíritus. Al final de un largo proceso iniciático en el seno de la cofradía, el adepto podrá beneficiarse de la protección del espíritu invocado como contrapartida a diferentas clases de ofrendas. Así pues la terapia Gnaoua busca establecer una alianza estable entre el adepto y su "espíritu-padre". Se pretende un adorcismo (dejarse llevar, ser poseído), contrariamente al exorcismo, que trata de romper el vínculo que existe entre un espíritu malvado y el que lo sufre.
Lila, ritual mágico-religioso: Esta ceremonia nocturna constituye el núcleo central del proceso terapeútico de sanamiento. La Lila reune al Maalem, músicos y bailarines, al Moqaddem, Moqaddema, los adeptos i los simpatizantes de la cofradía. Puede tener lugar en el santuario de un santo, en una casa particular o en una Zaouía. Pero la Lila no representa la totalidad de los rituales terapeúticos. Otras prácticas, como las consultas adivinatorias a la Moqaddema, sacrificios de animales, peregrinajes al santuario del santo y la confección de amuletos, se efectuan aparte, en el entorno familiar del adepto.
La Aâda: El Cortejo, o procesión, es, sin duda, el momento más importante de una Lila, porque sin élla "la puerta de los colores no se abriría y los espíritus no podrían circular". Los adeptos, el Maalem y su grupo inician una procesión acompañados de grandes tambores,"Tabals", y "karkabas" (castañuelas metálicas), cantando "l´aafou ya moulana" ("líbranos Señor") para invocar la sanación terapeútica y espiritual. El Moqaddem y la Moqaddema pasean un brasero con incienso , jaoui, ardiendo, y van esparciendo su humo, y también agua de flor de naranjo, a los adeptos. Las jóvenes van cerrando el cortejo con velas encendidas.
La Oulad bambra y la Negcha: Constituyen la parte profana de una Lila. Se trata de una toma de contacto entre los músicos y los asisterntes. El ambiente es distendido. Los cantos del Oulad Bambra evocan al profeta Mohamed, los ancestros y el Sudán. Los músicos baten palmas y pies en una danza, reculando y avanzando frente al Maalem. Durante la Negcha los músicos bailarines forman un espeso círculo en medio del cuál cada uno exhibe sus cualidades de bailarines y practican saltos espectaculares.
La Treq: es la parte sagrada de la Lila durante la cuál son invocados sucesivamente los "espíritus" correspondientes a los siete colores. El inicio se caracteriza por la fumigación del "jaoui" (incienso), del cuál se sirve el Maalem para purificar el guembri. Esta purificación se hace para todos los elementos de la Lila: personas y cosas. La quema del incienso es muy importante para el ritual y será escrupulosamente respetado para contentar a los espíritus, y también ayudará a los adeptos a alcanzar el trance.
La Oulad bambra y la Negcha: Constituyen la parte profana de una Lila. Se trata de una toma de contacto entre los músicos y los asisterntes. El ambiente es distendido. Los cantos del Oulad Bambra evocan al profeta Mohamed, los ancestros y el Sudán. Los músicos baten palmas y pies en una danza, reculando y avanzando frente al Maalem. Durante la Negcha los músicos bailarines forman un espeso círculo en medio del cuál cada uno exhibe sus cualidades de bailarines y practican saltos espectaculares.
La Treq: es la parte sagrada de la Lila durante la cuál son invocados sucesivamente los "espíritus" correspondientes a los siete colores. El inicio se caracteriza por la fumigación del "jaoui" (incienso), del cuál se sirve el Maalem para purificar el guembri. Esta purificación se hace para todos los elementos de la Lila: personas y cosas. La quema del incienso es muy importante para el ritual y será escrupulosamente respetado para contentar a los espíritus, y también ayudará a los adeptos a alcanzar el trance.
Durante la ceremonia el Maalem interpreta diversos grupos de cánticos, asociados cada uno de ellos a un color y a un espíritu, hasta que se descubre el color que pone al paciente en agitación y le conduce al trance. A cada uno de los siete colores corresponde una fase musical y la fumigación con el incienso adecuado. El guembri, instrumento central, contribuye a invitar a los santos y "Mlouks" y conduce al trance. Además algunos Mlouks están relacionados a una danza de posesión, a un alimento y accesorios específicos. Es por la suma de todos estos elementos que remueven todos los sentidos y por el respeto a una liturgia adecuada a este ritual que los espíritus pueden ser invocados. Durante la invocación de su "espíritu-padre" el adepto va a sentirse atraído por una fuerza irresistible hacia el área del trance.
La Moqaddema le cubre entonces con un gran pañuelo del color correspondiente y procede a la fumigación abundante con el humo del jaoui. Con las manos tembrorosas y el cuerpo sacudido por convulsiones, comienza una danza de posesión, que le lleva adelante y atrás, a ritmo de las karkabas, convirtiéndose por un instante en la imagen y "montura" del espíritu. Una vez realizada la posesión, el espíritu abandona el cuerpo del adepto, el cuál se desvanece súbitamente, despertando luego en un estado de semi-inconsciencia, sin acordarse de los actos ni los gritos proferidos durante el trance. Despues el adepto se siente espiritualmente realizado, más fuerte y apto para encarar las vicisitudes de la vida cotidiana.
Referencias bibliográficas y Agradecimientos:
Ananda Garcia: Héritage musical des Gnaoua d'Essaouira
Jean-Louis Miège : Remarques de géographie historique, in Abdelhafid Chlyeh (sous la dir.), L'univers des Gnaoua, Grenoble : Éditions La Pensée Sauvage
Majdouli Zineb, Trajectoires de musiciens gnawa , Paris : L'Harmattan
Ananda Garcia: Héritage musical des Gnaoua d'Essaouira
Jean-Louis Miège : Remarques de géographie historique, in Abdelhafid Chlyeh (sous la dir.), L'univers des Gnaoua, Grenoble : Éditions La Pensée Sauvage
Majdouli Zineb, Trajectoires de musiciens gnawa , Paris : L'Harmattan
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